Estamos en un mundo que cambia de manera vertiginosa, donde los avances tanto laboral como de ocio, nos hacen tener que estar en permanente alerta para no quedarnos obsoletos. Los libros ya no se leen únicamente en papel, si salimos de viaje compramos los billetes por internet, y nos guiamos por la calle gracias al navegador del móvil. Si esto sucede de manera habitual en el ámbito social, en el laboral también se producen cambios de forma rapidísima.
Como consecuencia, ya no es suficiente con una formación que nos habilite para trabajar, ya que una vez establecidos, debemos continuar actualizando y profundizando los conocimientos que poseemos.
No estamos hablando únicamente de puestos de alto nivel de informática, sino de cualquier tipo de trabajo y sector.
En la logística, los repartidores deben controlar el navegador para no perderse en sus rutas (algo ya imprescindible) a la vez que envía su situación al control de flota, el operario de una fábrica debe aprender el manejo de las máquinas más modernas, el electricista debe conocer el montaje de paneles solares, el administrativo debe manejar la última versión de Office… Nadie puede quedarse atrás.
Es un hecho indiscutible que los trabajadores deben, debemos, estar en permanente aprendizaje. Aumentar nuestros conocimientos hará que seamos más eficientes, que trabajemos mejor y aumente nuestra autoestima.
Es algo que beneficia también a la empresa, ya que cuanto más cualificados estemos los trabajadores, nuestra competencia profesional aumentará, se incrementará nuestra productividad y cometeremos menos errores.
Decía Charles Darwin: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”.
Más aún cuando el 85% de los trabajos que existirán en 2030 no se han inventado todavía.
Existen en la actualidad diferentes formas para un buen proceso de reciclaje laboral y desarrollo de los conocimientos. Los podemos hacer a voluntad particular o bien a nivel empresarial. La oferta es muy variada, pudiendo elegir cursos en centros privados, bonificados para trabajadores en activo, subvencionados por los distintos organismos e instituciones, confeccionados a medida para las empresas, másteres profesionales, etc.
Entre los beneficios que podemos obtener de la formación continua están:
Si bien en los beneficios de la formación continua estamos todos de acuerdo, lamentablemente la rutina, el trabajo, la familia, y nuestro día a día en general hace que no lo llevemos a la práctica con tanta frecuencia como debemos. Pero recordemos que el mundo sigue avanzando. Es responsabilidad nuestra reciclarnos ya que el mundo no se detiene. Cada uno de nosotros tenemos que tomar la decisión de subir al tren o dejarlo pasar.